Porque siempre hemos creido que las anecdotas familiares son dignas de contar, y no queremos que las de nuestra familia se olviden.

Visita de familia  

Posted by: Elvira in , ,

La iaia Elvireta y mi tio de pequeño





Bueno...Lo prometido es deuda, ahí va mi siguiente historia de fantasmas, esta también me la contaba la iaia Elvireta.

Antes que nada, voy a recordaros que mi abuelo tuvo dos hermanos mas, Paco y Manolo...y una hermana, Pepita, que por lo visto y según contaban mi madre y mi abuela, era una especie de flor en mitad de un campo de cardos, por decirlo de alguna manera. Era una muchacha dulce, lista, alegre... y mi abuelo la adoraba. Nació cuando el era mayorcito, de manera que cuando se casó con mi abuela, su hermana era una niña, tenía trece años, como muchas niñas de su época, trabajaba en una fábrica textil y antes de nacer mi madre, murió de tuberculosis.


Pero no murió sin su pequeña historia, claro está...Enfermó, presentó sus síntomas, mi abuelo la llevó al médico, el médico recomendó reposo y mi abuelo se la llevó a casa para cuidarla, la quería mucho y aunque era difícil en esa época, con reposo tenías mas posibilidades de salir de ello, pero ah! ...La pobre no tenía solo un hermano mayor... Tenía una madre, una madre sin nada de cultura, con un montón de ideas preconcebidas sobre lo que debía ser una mujer y muy, muy mala leche. Y su madre se presentó en casa de mis abuelos, dijo que su hija era suya, que tenía mucho cuento y que lo que fuera que tuviese se le iba a pasar trabajando, que era lo que debía hacer. Y aunque mis abuelos intentaron razonar con ella, pedírselo por favor, incluso gritarle y amenazarla, no hubo nada que hacer, se llevó a mi tía abuela, la puso a trabajar de nuevo y al poco tiempo, la enterró.

Mi abuelo la lloró, dejó de hablarle a su madre y siempre recordó a su hermanita, cuando nació mi madre, le puso su nombre, Pepita... y pasaron los años.

Mi madre fue concebida como una hábil maniobra para poder casarse, ya os lo conté, pero mi tío no, a mi tío le fueron a buscar, como se suele decir, y fue una gran alegría cuando nació, por que era un niño, por que mis abuelos ya eran mas conscientes y por que corrían mejores tiempos que cuando nació mi madre.

Y por lo visto en alguna ocasión, mi abuelo había comentado que que lástima que su hermana no le hubiera conocido, que le habría encantado, por que le gustaban los bebés.

Así que una noche, mis abuelos estaban en la cama durmiendo tan ricamente y la iaia Elvireta se despertó.

¿Sabéis esa sensación que se tiene a veces cuando sabes que estás solo, pero parece que tienes alguien detrás que te esta mirando...y te giras pero no hay nadie...? pues esa fue la sensación que despertó a mi abuela... pero con la diferencia de que sí había alguien al lado de su cama mirándola.. alguien conocido, alguien querido y a quién hacia años que naturalmente no veía, su cuñada, Pepita.

Mi abuela se sobresaltó, claro está, pero no sintió miedo, era una mujer muy simplona, y esa aparición era su cuñada, así que supuso que no le haría daño, que quizá quería verla o decirle algo y parece que así era.

Pepita se apareció vestida de blanco, tal y como la enterraron, con las manos unidas casi como si rezara y levitando a un palmo del suelo, miraba a mi abuela y de pronto empezó a desplazarse...hacia la cuna donde dormía mi tío. Entonces mi abuela decidió despertar a su marido.


-¡Guillermo, Guillermo!-le zarandeó-¡Guillermo despierta! ¡Despierta, tu hermana está aquí!


Pero mi abuelo no se despertó, por mucho que ella insistiera, y mientras, el espectro de mi tía abuela continuó acercándose a la cuna.

Mi abuela contaba que entonces se puso un poco nerviosa, no me extraña...¿a que madre le dejaría indiferente que un fantasma se acercase a su bebé?

Pero ya os dije que Pepita era dulce y buena... Se acercó a mi tío que dormía, le miró, alzó los ojos hacia mi abuela y puso su mano encima de la cabecita del bebé, que dormía plácidamente, entonces sonrió y tan de repente como había aparecido... se fue.
En ese momento mi abuelo se despertó de sopetón, como si fuese en ese instante cuando mi abuela le zarandease.

-¿Por que narices me despiertas? -le dijo malhumorado

-¡Tu hermana ha venido a ver a Miquelet!-le dijo ella llorando


Y le contó lo que había pasado. Pero mi abuelo era un escéptico, no la creyó, le dijo que lo habría soñado y se volvió a dormir tan tranquilo.

La iaia Elvireta ya estaba acostumbrada a que la gente no se creyera estas cosas, así que no le dio mas importancia... pero al cabo de unos años, cuando mi tío ya era un niño algo mas mayor, por lo visto Pepita decidió hacerle otra visita, como el niño no sabia quien era pero aún era inocente, le contó a sus padres que había visto una niña que flotaba, que le sonreía y que iba vestida de blanco.

A mi abuela no le cabía duda de que su cuñada era una especie de ángel guardián para mi tío, mi abuelo decía que seguro que le había llenado la cabeza al niño de historias raras...pero no era así, ella nunca le había hablado de su pobre tía, era demasiado pequeño y además nunca le hablaban de su abuela Carmen, así que mi tío no sabia nada de Pepita cuando la vio, por que suponemos que era ella... ¿no?.